sábado, 18 de agosto de 2012

Batman: La Muerte de Oráculo







Guión: Gail Simone
Dibujo: Ed Benes, Pere Pérez, otros
Color: Nei Ruffino
Título original: Birds of Prey (1 a 11 USA)






La Muerte de Oloraculo
, es una tremenda tomadura de pelo. Y arranco así de contundente porque me fastidia que me tomen por tonto. Resulta que hay un grupito de superheroinas que ni pintan ni cortan y que no sirven para nada, que está formado por Canario Negro, la Cazadora, Oloraculo, Halcón (el único hombre, más tonto que un botijo), Paloma y otra rubia que ni recuerdo como se llama. Al parecer, el grupito se hace llamar Aves de Presa y por lo que he visto no deben de vender un puñetero cómic. ¿Qué solución hay al respecto?, pues nada, se coge un buen dibujo de Batman, se mete a portada completa y dentro se endosa la serie de Birds of Prey (¿Aves de Presa?, me molesta ya hasta el nombre) a la espera de que pardillos como yo piquemos y perdamos dinero, salud mental y diámetro de esfinter.

El colmo de todo es que la aventura/s que nos propone el cómic es sosa, cutre e incluso ridícula por momentos. Empieza mofándose del honor de los samuráis, rubricando una trama de inicio que da vergüenza y que desemboca después en la vejación de la figura del Pingüino. Acto seguido viene la resolución a la Muerte de Oráculo, a priori la aventura con más repercusión dentro del Universo DC, pero que acaba con el mismo poco interés como comenzó. Y el desaguisado finaliza con una aventura protagonizada integramente por la Cazadora, que me entretuvo por original y por no ser un baturrillo de chicas de falsa pose y irrisoria dureza. Una historieta sencilla, con dibujo pasable y desenlace original. Aunque bien es verdad que al encontrarse después del desastre previo, con la comparación sale ganando. De todas maneras, si este tomo pretendía ser un ejemplo de cómo realizar aventuras protagonizadas por mujeres, flaco favor se les ha hecho. Gail Simone debería haberse leído la serie de Mística del genial Vaughan.

El dibujo arranca con un suficiente Ed Benes, pero poco a poco va denigrando hasta hacer que la lectura de las páginas se te atragante. Salvaría también de la quema a Pere Pérez, que se encarga de la aventura de La Cazadora; aunque la sensación que más hondo ha calado en mi después de La Muerte de Oráculo, es lo primo que fuí al pagar 20 euros por él. Sin duda y con los tiempos que corren, hay muchas y mejores maneras de invertir esa cantidad. Avisados quedáis.

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